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miércoles, 13 de enero de 2010

Andadores ¿recomendables?







GONZALO CASINO

De todos los artilugios destinados a pasear, acostar, cambiar, sujetar, sentar, recostar, dar de comer, llevar en coche, en bicicleta o a la espalda a los niños de pocos meses de vida, mejorados como están todos ellos en cuanto a seguridad, ninguno parece ser tan peligroso y discutido como los andadores o tacatás, utilizados por entre un 55% y un 92% de los niños de 5 a 15 meses.

Lo que falla con estos aparatos, ideados supuestamente para que los niños en edad de dar sus primeros pasos los puedan dar con más confianza y seguridad, es precisamente su seguridad. Ningún otro mobiliario infantil, como cunas, sillitas o parques, provoca tantos accidentes.

Según un reciente informe de la Academia Americana de Pediatría, las lesiones asociadas al uso de estos aparatos son considerables: entre el 12% y el 40% de los usuarios de este vehículo con ruedas y sin frenos sufre algún accidente, que es de gravedad en la cuarta parte de los casos (principalmente traumatismos craneales y fracturas). En un 75% a 80% de las lesiones hay por medio alguna escalera, pero también se dan casos de lesiones por quemadura e incluso de muerte por ahogamiento.

Ciertamente se puede alegar que el peligro no está en los tacatás, sino en las escaleras o en la piscina y, sobre todo, en la negligencia de los padres. Pero es indudable que el andador facilita estos accidentes al poner el peligro al alcance del niño, haciendo además que las caídas sean más graves que sin él, por la mayor velocidad que coge el niño y por su tendencia a permanecer amarrado al tacatá durante la caída. Las alarmantes estadísticas comentadas más arriba vienen de Estados Unidos, país en el que además de haber más estadísticas hay también más escaleras en el interior de las casas. Pero el posible menor riesgo de la vivienda de nuestro país no compensa en ningún caso la falta de un beneficio claro para el niño.

Utilizado como silla, el andador es menos seguro que una sillita infantil. Y por lo que respecta al desarrollo de la marcha, no sólo parece que el tacatá no aporta ningún beneficio, sino que los estudios realizados apuntan que o bien no altera en absoluto la edad de inicio de la marcha o bien la retrasa unas semanas. Algunos podólogos han llegado incluso a relacionarlo con alteraciones posturales perjudiciales para el desarrollo de una marcha correcta. En resumidas cuentas, como dice la Academia Americana de Pediatría, «no parece que pueda encontrarse beneficio real alguno con el empleo de los andadores para equilibrar el considerable riesgo de lesión». Esta influyente asociación ha llegado a recomendar la prohibición de la fabricación y venta de andadores móviles en Estados Unidos. Y alude expresamente a los «andadores móviles», porque una posible solución estaría en los «andadores fijos», equipados con una cinta rodante para que el niño pueda caminar sin moverse del sitio.

Pero sólo imaginar un artilugio de estas características se antoja un despropósito para algo tan sencillo y natural como es dar los primeros pasos de la mano de los padres.

Suplemento de Salud de El Mundo

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