A causa de la Covid 19 los Encuentros de madres de LBL se harán on line. Permanece atenta a nuestras redes

miércoles, 7 de mayo de 2014

Nunca sabes a quién tienes delante

    Aunque se trata de una anécdota, voy a contar esta historia porque me parece bonita. Con la lactancia materna prolongada muchas veces nos sentimos solas e incomprendidas, cuando hay mucha más gente de la que pensamos que nos comprende y apoya.

    Tengo un niño de 26 meses que sigue tomando pecho y vivo en un pueblo grande, pero bastante poco cosmopolita. Algunas veces que me he puesto a darle el pecho en la calle he observado tres actitudes: los que sienten vergüenza ajena (como si fuese una exhibicionista); las que me felicitan por tener todavía leche (quedaría muy pedante que tratase de explicarles que esto no es un embalse que se seca, ya que a su manera tratan de apoyarme); y las que acusan a mi hijo de ser un vicioso y demasiado mayor para tomar teta (esto me está provocando serios problemas, porque él se resiste a reconocerse como niño e insiste en que es un "bebé pequeño"). Así que, cuando mi hijo me pide "tetilla" por la calle, normalmente procuro buscar lugares discretos o darle el pecho bien tapada y con disimulo.

   Pero hoy ha sido diferente. ¡Debe ser el buen tiempo!


   Primero hemos ido al parque y mientras estábamos en el columpio, un niño de aproximadamente su edad ha pedido teta a su madre. Ésta se ha sentado en el banco y le ha dado el pecho. Y de repente he sentido una profunda felicidad y le he podido decir a mi hijo "Mira, cariño. Un niño como tú, que también toma "tetilla" de su mamá." Él me ha respondido "¿Un bebé pequeño?" "No, no. Un niño grande como tú."

    Después hemos ido a la óptica y allí me ha pedido teta. Incluso me ha invitado a sentarme en una de las sillas que había allí para que se la diese. Pero la dependienta únicamente le ha hecho en tono amistoso un comentario sobre lo grande que era para tomar pecho. Así, que a la salida me he sentado a darle "tetilla" a la entrada de otra tienda, bien tapada, para evitar los comentarios de dos señoras (de unos setenta y tantos y sesenta y tantos años) que estaban charlando en el banco de enfrente. Sin embargo, al ir a marcharnos, la más joven ha dicho: "Te estamos mirando todo el rato. ¡Qué bien que le sigues dando pecho!" ¡Por primera vez en dos años! ¡Ni felicitaciones, ni condenas al niño, ni vergüenza ajena!

Y me han preguntado la edad del niño. La otra señora ha respondido:
- "Yo también le dí a mi hija mayor hasta los dos años".
- "Pero ahora ya no se hace" -ha dicho la más joven-
- "Pero antes era así"
- "Sí, pero ahora ya no." (Me hubiera gustado poder decirles que hay muchas mujeres que lo hacemos, pero estaba tan impresionada y estuvieron tan poco tiempo que me fue imposible. Además, ya sabéis lo difícil que resulta mantener una conversación con un niño corriendo)

    Me han preguntado si le doy cuando quiere y si toma también de noche. Y la mayor decía todo el rato "¡Como yo!". Esta mujer dió a su hija lactancia materna a demanda durante dos años, pero tuvo que destetarla porque era el tiempo de la Posguerra, había poca comida y ella se estaba quedando en los huesos. Luego tuvo otros siete hijos seguidos, pero a estos ya les dió teta hasta los siete meses.

    Me he ido a casa con un profundo sentimiento de agradecimiento hacia la madre del parque y hacia las señoras del banco, y con más fuerzas que nunca para dar el pecho a mi hijo donde quiera que lo pida, sin necesidad de esconderme.

3 comentarios:

  1. Es estupendo. Da subidón, eh?
    Es cierto, a veces te siente como una delincuente por las miradas y los comentarios de conocidos y extraños, cuando lo que estamos es orgullosas de dar y recibir tanto mediante el vínculo afectivo que creamos al dar teta.
    Me siento identificada contigo, pero confieso que también con las señoras de las que hablas, jeje, porque alguna vez me he quedado mirando a alguna mamá mientras daba de mamar a su niño, y me he visto en la obligación de decir algo amable para justificar mi mirada y que no se sintiera incómoda. Y para que supiera que yo era "de las suyas". Y porque...para qué lo voy a negar: después de tantos meses lactando y tantos años de haberlo dejado ¡¡¡me sigue gustando que se sepa!!!

    ResponderEliminar
  2. Ver que la gente te apoya es una gozada. Yo también me he sentido a veces un poco "mirona" y las veces que no he podido decir nada porque tenía que estar pendiente del niño me he sentido fatal después. El otro día me he encontrado en el autobús a dos señoras de aproximadamente sesenta y tantos años que me han dicho que antes se daba de mamar hasta los dos o tres años (claro que después me han dicho lo de que su leche era agua y no alimentaba) :( . Todas las que habéis tenido lactancias prolongadas hacéis bien en contarlo. A ver si así, esto vuelve a considerarse lo habitual. ¡Que somos más de las que parece! :)

    ResponderEliminar
  3. A mi también me pasó en una playa de Canarias y resultó q la ' mirona ' era socia de la asociación de apoyo allí . Y seguimos en contacto y compartiendo artículos y cosas interesantes

    ResponderEliminar