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jueves, 17 de mayo de 2018

Tomando decisiones, buscando el parto deseado


Hace poco más de un año nacía E. en un precioso parto velado dentro de una piscina de partos instalada en el salón de nuestra casa.

Quería contaros, no cómo sucedió el parto en sí, si no qué es lo que nos llevó a elegir esta opción y no otra.

Tengo dos hijos varones, el mayor nació en una clínica privada con un ginecólogo. El por qué de aquella elección es fácil de entender, quería que la persona que atendiera el parto fuera una cara conocida y poder expresar mis preferencias en torno al parto antes de que llegara el ansiado momento. Por desgracia, mi ginecólogo debió olvidar cada uno de mis deseos en el momento de asistir el nacimiento de A.

Nuestro segundo hijo, nació en un hospital comarcal que por aquel entonces contaba con denominación "Amigo de los niños" (actualmente certificación IHAN).

¿Por qué fue así en esa ocasión? Sencillo, deseaba un parto natural y en ese hospital es lo que vendían. De nuevo tuve mala suerte y las matronas parecían tener prisa por terminar.

Ninguna de las dos experiencias fue satisfactoria para mí. Físicamente estaba todo correcto, pero el recuerdo que me quedó fue de impotencia, de no sentirme escuchada ni apoyada, de no haber recibido alternativas ni información, de que ellos hicieron todo por mí y a mí no me quedó otro remedio que pasar por el aro.

Como resultado, antes incluso de quedarme embarazada de nuevo, ya sabía que pariría en casa acompañada de las personas que yo eligiera.

El parto en casa fue una gran experiencia no solo para mí sino también para mi marido y mis hijos




Disfruté de la libertad de hacerlo a mi manera, de comer, dormir y moverme como necesitaba. Los tiempos los establecía mi bebé colocándose y descendiendo por el canal de parto. Las matronas que nos acompañaron las sentí ángeles de la guarda, confiando, situándose en un papel secundario y dándonos el espacio para ser nosotras las protagonistas.

El gozo que nos produjo tal acontecimiento nos sigue emocionando cada vez que lo recordamos, especialmente mis hijos que lo vivieron como si aquello fuera la norma y no la excepción.

Con todo esto venía a resumir el camino recorrido hasta tomar esta decisión, de cómo una persona que se sentía segura pariendo en una clínica privada pasó a querer parir en casa. No me arrepiento de ninguna de mis decisiones, solo me da lastima pensar que mis malas experiencias previas me "empujaran" a salir del sistema sanitario para que nos respetaran.

Deseo que toda mujer se sienta escuchada, apoyada y acompañada desde el respeto, sin juicios ni expectativas. Que cada una disfrute de su parto y que cada bebé sea recibido con todo el amor y el respeto que merece.

Noemí Martínez.

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