Hay quien dice que la maternidad es la antítesis del feminismo, porque en la sociedad en la que vivimos la mujer, al convertirse en madre, renuncia a muchos derechos en pro de su maternidad; Complicaciones laborales, pérdida de independencia, renuncia de su cuerpo, de su tiempo, de su personalidad…
Hay quien piensa, que al convertirse una en madre, se pierde la esencia que la caracteriza como persona, como mujer, para convertirse única y exclusivamente en “La madre de...” pero ¡Ay, qué diferente es eso!
La maternidad supone un cambio tan grande, que es posible que necesitemos tomarnos un tiempo para reencontrarnos, pero cuando lo hacemos… podemos hacer temblar el mundo.
La maternidad de cada mujer es el ejemplo de lo poderosas que somos. Porque lo somos. Un cuerpo capaz de crear vida, una vida perfecta, sana. Un cuerpo que es capaz de cambiar todo su funcionamiento natural para dar cabida a una vida. Un cuerpo sabio que es capaz de distribuir alimentos, energías, dividir las necesidades y aportar a cada uno lo que necesita: el cuerpo de la mujer. La maternidad es una forma de reivindicar nuestro derecho de decidir, decidir sobre nuestro cuerpo, nuestra forma de vivir, nuestra forma de criar. Nunca acercarnos a nuestra parte más irracional nos hizo encontrar el sentido a las cosas como lo hacemos después de ser madres.
Desde La Buena Leche, vivimos el feminismo reivindicando nuestro derecho a maternar, nuestro derecho a elegir, nuestro derecho a amamantar y demostrar que a las mujeres se nos han robado muchas cosas (la crianza, entre ellas) y que estamos dispuestas a recuperarlo. Reivindicamos nuestro derecho a no juzgar a otras, a compartir experiencias desde el respeto, a fomentar la sororidad entre las mujeres a las que acompañamos y las que nos acompañan. Se acabó para nosotras continuar en un sistema patriarcal que nos invita a mantener una guerra abierta entre nosotras, a exigirnos y envenenarnos entre nosotras, a menospreciarnos. Se acabó tener que compararnos, sentirnos competencia. Desde La Buena Leche, lo que queremos es sentirnos amigas, compañeras, madres todas. Mujeres que viven una maternidad LIBRE, informada y llena de
decisiones que nos hagan crecer y por supuesto, nos encanta vivir de maternidades compartidas.
Hay quien dice que la maternidad es la antítesis del feminismo, porque en la sociedad en la que vivimos la mujer, al convertirse en madre, renuncia a muchos derechos en pro de su maternidad; es por esta razón, por está discriminación social, contra quienes creamos y mantenemos vida, por la que el 8 de marzo es tan importante para nosotras.
Porque madres somos muchas, MUJERES somos todas.
Texto: Annia González Horta.