Cada día nuestro vocabulario se llena de nuevas palabras relacionadas con la química. Las etiquetas de los productos cosméticos están repletas de advertencias en las que se indica que no contienen parabenos, colorantes u otro tipo de ingredientes como sulfato de sodio, fenoxietanoles o ftalatos. Un sinfín de términos incomprensibles que intimidan.
Si bien no todo lo natural es siempre bueno, ya que los venenos más potentes del mundo son precisamente naturales, ni todo lo sintetizado químicamente es negativo, existen estudios científicos que aseguran haber encontrado parabenos en los análisis de los tumores mamarios. Del mismo modo, parece que tienen una capacidad feminizante, similar a la de los estrógenos.
Ante estas informaciones, se ha extendido la alarma social ya que los parabenos aparecen en numerosos productos cosméticos, farmacéuticos y alimentarios. Desde geles, cremas o dentífricos, hasta derivados cárnicos o conservas vegetales.
¿Qué son los parabenos?
Se trata de un compuesto químico utilizado por la industria alimentaria como conservante desde los años 30 y posteriormente incorporados a otras como la cosmética. En esta última son muy apreciados por su bajo coste y su función fungicida, bactericida y conservante. Se trata de moléculas inoloras, incoloras y no volátiles eficaces en un amplio margen de pH que según estudios referenciados por la Academia Española de Dermatología y Venereología, son metabolizados por el hígado y el riñón, eliminándose por la orina.
Sin embargo, a tenor de los resultados arrojados por otros trabajos científicos, en los que se descubrieron rastros de parabenos en los tumores mamarios, aquellos en los que se demostró su capacidad feminizante o su relación con la dermatitis crónica, a mediados de 2011, se prohibió en Dinamarca el uso de este tipo de elementos químicos en menores de tres años.
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