El científico y paleontólogo de Atapuerca Bermúdez de Castro y su visión de la lactancia, la salud y la sociedad actual: “La leche materna tendría que ser el alimento principal de los seres humanos durante sus 4 primeros años de vida”
“Los mamíferos hemos tardado muchos millones de años
en perfeccionar un proceso fisiológico que permite alimentar y
proteger a las crías durante un cierto tiempo después del parto.
La estrategia de la lactancia proporciona el alimento necesario,
suficiente y adecuado, que cambia en su composición y
propiedades durante el desarrollo de las crías, desde
el nacimiento hasta la edad del destete”
en perfeccionar un proceso fisiológico que permite alimentar y
proteger a las crías durante un cierto tiempo después del parto.
La estrategia de la lactancia proporciona el alimento necesario,
suficiente y adecuado, que cambia en su composición y
propiedades durante el desarrollo de las crías, desde
el nacimiento hasta la edad del destete”
“Nuestra humana estupidez y ciertos intereses económicos,
que tampoco considero necesario descubrir, han llevado a
nuestras sociedades modernas a considerar la lactancia como
un acto socialmente mal visto, al menos, en público. Que
no se le ocurra a una madre sacarse el pecho en un restaurante
para dar de comer a su hijo, ¡faltaría más!. ¿Se imaginan a
las madres del Pleistoceno refugiándose en lo más recóndito de la
cueva para evitar ser observadas durante el amamantamiento?”
José María Bermúdez de Castro
que tampoco considero necesario descubrir, han llevado a
nuestras sociedades modernas a considerar la lactancia como
un acto socialmente mal visto, al menos, en público. Que
no se le ocurra a una madre sacarse el pecho en un restaurante
para dar de comer a su hijo, ¡faltaría más!. ¿Se imaginan a
las madres del Pleistoceno refugiándose en lo más recóndito de la
cueva para evitar ser observadas durante el amamantamiento?”
José María Bermúdez de Castro
José María Bermúdez de Castro es el director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH), codirector de las excavaciones de Atapuerca (Burgos), el yacimiento paleontológico más importante de Europa cuyos investigadores recibieron el Premio Príncipe de Asturias en 1997 de Investigación Científica y Técnica, y un gran defensor de la lactancia materna.
En un reciente estudio ha concluido que la leche materna tendría que ser el alimento principal de los seres humanos durante sus cuatro primeros años de vida como base de una “buena salud” durante el resto de su vida por diferentes beneficios como la protección frente a numerosas enfermedades.
El experto afirma que la leche humana va cambiando su composición y que cada especie tiene leche materna adaptada a sus necesidades de crecimiento, y ha señalado que el consumo humano de la procedente de animales como las vacas o las ovejas, para lo que tuvieron que adaptar su aparato digestivo, es “relativamente reciente” y debió comenzar hace unos 7.000 años.
A pesar de lo que pueda parecer en un momento histórico en el que sólo el 25% de los bebés toman lactancia materna a los 6 meses y muy pocos (menos del 1%) llegan a los 2 años, esto no es una teoría sin fundamento, sino que es la pauta oficial de duración de la lactancia en la especie humana.
La OMS recomienda 6 meses de lactancia exclusiva y hasta MÍNIMO 2 años de lactancia complementaria a otros alimentos (y lograr esto ya sería un gran éxito), pero los expertos mundiales, como antropóloga Kate Dettwyler o el importante pediatra Carlos González, coinciden en que el destete natural se produce entre los 2 años y medio y los 7.
De hecho, los primates, nuestros cercanos parientes, destetan a sus crías cuando empiezan a aparecer los primeros molares definitivos, lo que en el humano sucede hacia los 5 años y medio y los 6 años, edad que coincide también con que la maduración del sistema inmunológico de los niños se completa a esa edad.
Bermúdez de Castro también ha revelado en el citado estudio que nuestros antepasados de Atapuerca seguían tras la lactancia una dieta omnívora de calidad a base de setas, bellotas, frutos silvestres, peces e invertebrados que “variaban en función de la época, porque el clima era templado y había diferentes estaciones con sus propios alimentos de temporada”.
No es la primera vez que este paleontólogo hace declaraciones de alto impacto defendiendo la lactancia materna.
En octubre del 2007, y a consecuencia de varias expulsiones de madres lactantes de lugares públicos, escribía este artículo para el diario Público en el que nos recuerda la naturalidad y beneficios de la lactancia materna, critica la actual hipocresía en este tema y reivindica un modelo social con verdadera conciliación laboral y familiar y ayudas a la maternidad (lo que ocurre en los países nórdicos) para proteger a los bebés y la libertad de las madres.
Estas son las palabras de Bermúdez de Castro:
“Resulta sorprendente que hace un par de semanas muchos padres y madres tuviéramos que salir a la calle para reivindicar un hecho tan natural como la lactancia materna. Los mamíferos hemos tardado muchos millones de años en perfeccionar un proceso fisiológico que permite alimentar y proteger a las crías durante un cierto tiempo después del parto.
La estrategia de la lactancia proporciona el alimento necesario, suficiente y adecuado, que cambia en su composición y propiedades durante el desarrollo de las crías, desde el nacimiento hasta la edad del destete. No se trata de descubrir aquí las extraordinarias propiedades de la leche materna, ni de escribir acerca de sus beneficios para la correcta nutrición, la salud inmediata y prolongada en el tiempo, la estabilidad psíquica y emocional, el mayor nivel de inteligencia y, en general, la calidad de vida tanto para los bebés como para sus madres.
Nuestra humana estupidez y ciertos intereses económicos, que tampoco considero necesario descubrir, han llevado a nuestras sociedades modernas a considerar la lactancia como un acto socialmente mal visto, al menos, en público. Que no se le ocurra a una madre sacarse el pecho en un restaurante para dar de comer a su hijo, ¡faltaría más!. ¿Se imaginan a las madres del Pleistoceno refugiándose en lo más recóndito de la cueva para evitar ser observadas durante el amamantamiento?.
¿No será que nuestro cerebro ha aumentado de tamaño, pero que nuestra evolución mental ha entrado en regresión?. Pues yo no me imagino un acto más hermoso que una madre alimentando a su hijo. ¡Y nos lo queremos perder!
Verdad es que la mujer pierde terreno frente al hombre en lo profesional por la ataduras que conllevan los últimos meses de la gestación y los primeros meses de cuidado del bebé. Una lactancia prolongada durante meses aún agravaría el escenario profesional de la mujer, obligada por las necesidades de su hijo. Pero no es menos cierto que en el siglo de las comunicaciones las posibilidades de conciliación entre la vida familiar y la vida laboral y profesional han aumentado en gran medida.
¿Y porqué no pueden el Estado y las empresas costear el periodo de lactancia con un salario para las madres y la cotización correspondiente?.
¿Se imaginan, señores políticos, cuánto nos ahorraríamos a largo plazo en horas de trabajo perdidas por baja laboral, en medicamentos y hospitalizaciones, si nuestros hijos tuvieran la mejor de las dietas durante sus dos o tres primeros años de vida?.
Una sociedad con un buen nivel de vida, que combinara la lactancia prolongada con una dieta equilibrada, como la mediterránea, sería UNA SOCIEDAD SANA Y MEJOR, con una expectativa y calidad de vida extraordinarias. Que cada uno elija su opción.”
Gusta ver que algún*s personajes públicos "se mojan" con asertos comprometidos.
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