Cuáles son las expectativas que tenemos y cuál es la realidad que a veces nos encontramos. Cómo el hecho de encontrar una red de apoyo madre a madre, el intercambio de experiencias y la empatía pueden marcar la diferencia y darnos la energía necesaria para continuar y aprender que todo es mucho más sencillo cuando se vive en compañía.
Hoy tenemos una invitada que nos relata en primera persona cómo fue su experiencia con su primera lactancia, y cómo esa experiencia previa marcó un antes y un después de su posterior lactancia.
"Al final del embarazo de mi primera hija, una amiga también embarazada me invitó a acudir a una de las reuniones de La Buena Leche. Yo tenía claro que quería amamantar, pero nunca hubiese imaginado lo desconectadas que estamos a nivel social de este acto, y por ello, las dificultades con las que nos podemos encontrar, por lo que acudí, como quien dice, a pasar la tarde.
En una sola reunión conseguí la información necesaria, gracias a lo que escuché de las mujeres que allí se encontraban, y a un libro sobre lactancia que allí me regalaron, para que mi lactancia no fuera un fracaso.
Cuando nació mi hija, después de un parto hospitalario intervenido sin mi permiso, del que salí con la sensación de haber sido violada, las mujeres de mi entorno, con toda su buena intención, y su falta de información, como la que yo tenía, como la que había en ese momento para la mayoría de las mujeres, me decían: "¿pero otra vez le das el pecho? Si aún no han pasado tres horas...", "Llevas más de diez minutos en el mismo pecho", "Según llora a la teta, la estás malacostumbrando"..., y otras perlas que me hicieron dudar de que estaba haciéndolo bien.
Puffff... Qué malos momentos... Cuánta inseguridad... ¿Las mujeres de mi familia, que me quieren, tendrían razón y estoy criando mal a mi bebé?... Me leí y releí el libro sobre lactancia y allí encontré mi seguridad. Doble trabajo, encontrar esa seguridad y defenderla ante mi entorno... Agotadora ya de por sí que es la lactancia, sobre todo la nocturna y siendo primeriza, y encima, en lucha.
La lactancia fue un éxito, lactancia exclusiva durante seis u ocho meses, bebé sanota y fuerte y espabilada, continuación de la lactancia hasta los dos años... Eso sí, todo ello teñido de una profunda soledad en muchos aspectos, uno de ellos la lactancia. Fue también una oportunidad de conocerme, de fortalecerme, de sanarme, de confiar en mí, en mi cuerpo, en mi intuición... Fue un gran aprendizaje, gracias al cual, como a otras experiencias de mi vida, todas las experiencias de mi vida en realidad, soy la mujer que soy.
Nunca dejaré de agradecer a todas las mujeres de esta asociación el papel tan revelador que tuvieron en ese momento de mi vida. Sin ellas, algo que era tan importante para mí, no hubiera sido posible.
Gracias una vez más.
Gracias a mi pareja, que estuvo en todos los malos momentos a mi lado, TODOS, aguantando la vela, con todos mis miedos e inseguridades. Y los suyos. Y no era fácil estar conmigo en esos momentos de crisis, cansancio y sí, también dolor, mucho dolor. Él también lo hizo posible. Su confianza en mí y su apoyo fue fundamental.
La lactancia de mi segundo hijo, ocho años después, fue todo lo contrario. Facil, muy fácil. Está claro que yo ya tenía experiencia en dar la teta, ocho años más, muchas heridas curadas, otro momento vital, un parto en casa totalmente orgánico...
Pero también es cierto que a nivel social la lactancia es mucho más habitual y hay mucha más información que hace doce años. Hemos avanzado.
Enhorabuena a todas las mujeres y hombres que han participado en este cambio.
Susana Bolado."
Muchas gracias por compartir tu experiencia con nosotras y por tus palabras, Susana.
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