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jueves, 7 de noviembre de 2019

Medidas adecuadas para mujeres reales


Estos podrían ser casos ficticios de mujeres no reales. Lamentablemente no es así. Todas las historias que compartimos a continuación pertenecen a mujeres de carne y hueso. Todas ellas son mujeres reales de nuestro entorno. Madres que con mucha dedicación y esfuerzo personal han logrado “mal conciliar” su maternidad con sus vidas laborales, y que han querido colaborar con La Buena Leche compartiendo sus experiencias durante la Semana Mundial de la Lactancia Materna para visibilizar las dificultades a las que han debido enfrentarse durante esta etapa de sus vidas, y en las que muchas de nosotras podemos vernos reflejadas. Gracias por compartir parte de vuestras vivencias y por dar voz a otras muchas mujeres.


Montse es madre soltera. Lactancia hasta los 18 meses.

"Mientras yo trabajaba en un instituto, mi hijo se quedaba con una chica que le cuidaba. Para continuar con la lactancia me lo llevaba diariamente en el recreo al centro para que pudiera darle la toma. ¡No solo mantuve la lactancia sino que la visibilicé! Hoy siguen acordándose las niñas que lo veían hace 4 años... ¡Y digo las niñas porque son las que más lo vivieron y me acompañaron en esos momentos!" 

Nos complace ver cómo en algunos lugares de trabajo a las madres se les permite emplear su descanso para amamantar a sus bebés y así permitir que la lactancia continúe. 

¡Enhorabuena a Montse por visibilizar el acto de amamantar en un lugar tan emblemático como un centro escolar! 


Irene. Dependienta de una juguetería.


"Durante la campaña navideña me tomaba un sándwich en el baño a la hora de la comida, a la vez que me hacía una extracción con el sacaleches. Siempre con mi nevera y los bloques para mantener la leche. Algunas veces me acercaba mi marido al niño para poder darle pecho en ese pequeño rato que tenía. 


Hacía reserva en el congelador en dos cajones para que en mi ausencia le ofrecieran mi leche. Cuando se acabaron las reservas de la leche que yo tenía almacenada, no me quedó más remedio que ofrecerle leche artificial a mí bebé. Ese mismo día acabamos en las urgencias del hospital. Diagnóstico: alergia a la proteína de la leche de vaca. 

El permiso de lactancia se lo cogió mi marido siempre porque en mi trabajo me recomendaban incorporarme por ser una de las épocas de más facturación del año…" 

Tener a una pareja que te apoye es fundamental. Que en el lugar de trabajo no vulneren tus derechos y además exista un lugar para extraerse la leche es muy importante para mantener una lactancia exitosa. Lo ideal sería no tener que extraerse la leche en el baño, sino en una sala cómoda y discreta donde la madre se sienta a gusto y tranquila, pero sobre todo que reúna las condiciones higiénicas adecuadas. 


Jess. Emprendedora. 

"Decidí emprender mi nuevo negocio desde casa a los 5 meses de embarazo para poder dedicarme a mi hijo. 3 años de lactancia y la comodidad de trabajar desde casa me ayudaron a crear el más bonito de los vínculos con él". 

El trabajo desde casa es otra opción a valorar para poder llevar a cabo una lactancia larga y placentera. No está libre de inconvenientes y requiere de una organización minuciosa de los tiempos de trabajo, aunque desde luego es una alternativa más a la hora de conciliar crianza y trabajo. Las ayudas públicas al autoempleo son fundamentales para impulsar este tipo de iniciativas empresariales. 

¡Enhorabuena Jess! 


Ainhoa. Madre de familia numerosa.


"Yo empecé a trabajar, sacaleches y bolsitas para congelar en mano y duré un mes apenas. Horarios laborales imposibles que hacían que todo fuera demasiado complicado. Aun continué con lactancia nocturna casi 5 meses más. Pero no poder dormir tampoco por el día y levantarse a las 6:30 horas para trabajar, volver tarde, hacerme cargo de mis otros dos hijos..." 

Los horarios de trabajo estrictos y poco flexibles dificultan la lactancia materna y llevan a muchas madres a abandonarla. Si en la empresa de Ainhoa se hubiera entendido la importancia de esta etapa y se le hubiera concedido una jornada continua o más flexible, seguramente su lactancia habría podido extenderse durante más tiempo, en beneficio tanto de ella como de su criatura. 


Almudena. Tripulante de vuelo. 

"Me reincorporé al trabajo cuando mi hija tenía 7 meses. Soy tripulante de vuelo, lo que implica pasar semanas fuera de casa. Me sacaba leche y la tenía que tirar porque no tenía forma segura de almacenarla. Estaba en mi habitación cada cierto tiempo sacando y tirando leche... 

Conseguimos mantener la lactancia hasta los 14 meses aún estando separadas hasta 15 días. Cuando volvía a casa se lanzaba a mí y la leche me subía de tal forma que mientras mamaba de un pecho goteaba del otro. Dejé en esos 7 meses el congelador cargadito de bolsas de leche para que siguieran dándole mi leche. Lo logré, pero no porque fuera fácil, sino por mi esfuerzo y voluntad". 

Cuando nuestro trabajo implica pasar días fuera de casa, amamantar a nuestras criaturas se vuelve complicado, aunque no imposible, y lo demuestra la historia de Almudena. Aun así, creemos que para una madre trabajadora las 16 semanas de baja maternal que prevé la ley no son suficientes para cubrir las necesidades nutricionales de sus hijas e hijos. Si Almudena hubiera podido reincorporarse al trabajo más tarde o en otras condiciones, no habría tenido que separarse de su bebé tanto tiempo, su esfuerzo habría sido menor y su lactancia más placentera. 



María G. B. Trabajadora del sector sanitario. 

"Tras 16 años trabajando a turnos en Sanidad, tuve que cogerme una excedencia para criar a mis hijos, ya que los turnos aleatorios que tenía me imposibilitaban que me organizase, ni siquiera con familiares o centros privados, ya que todos pedían una rutina de horarios. 


Cuando me reincorporé, tuve que conformarme con una reducción sin elección de horario, porque las que habían sido madres antes que yo tenían copados los turnos a su conveniencia, lógicamente, y ya no quedaba sitio para nadie más." 

Si las jornadas laborales de María hubieran sido flexibles o continuas, posiblemente habría podido seguir trabajando sin necesidad de optar por una excedencia, y así conciliar crianza y trabajo. 



Laura. Fisioterapeuta autónoma. 

"M. nació en abril. Yo llevaba por aquel entonces mi pequeña empresa como fisioterapeuta. Había contratado a alguien para que me sustituyera en el final del embarazo y en la maternidad, ya que mi prioridad era centrarme en el proceso, en mi parto y en ella cuando naciera. 


Cuando nació, mi trabajadora tuvo que dejarme por motivos ajenos y entendibles desde mi punto de vista, a día de hoy somos amigas incluso... Y a ésta la sustituyó una nueva trabajadora. A pesar de ser autónoma me compensaba estar de baja, EMOCIONALMENTE. Tuve que incorporarme antes de que se me acabara la baja ya que la segunda trabajadora enfermó y me planteé el volver antes. No habían pasado más que 3 meses. 

Mi idea de dedicarme más a mi maternidad que a mi propia empresa siguió adelante y conseguí trabajar solo por las mañanas, como mucho 5 horas, lo justo para que la pequeña aguantara sin la teta (sobre todo la parte afectiva o no nutritiva). La trabajadora se quedó por las tardes y alguna mañana. Pero eso sí...la remuneración con la que me quedé era irrisoria para ser una empresaria, ni mileurista era. 

A día de hoy, con mi segundo hijo, mi situación es otra totalmente; ya no tengo empresa y estoy dedicándome a mi maternidad. Mi bebé es feliz con 5 meses y su lactancia a demanda. Alguna vez esporádica nos separamos unas horas, pero se nota que vive tranquilo con el vínculo creado. 

Es complicado conciliar... Sería básico que por lo menos los 6 primeros meses pudiéramos estar en casita, dando amor y alimentando a nuestros y nuestras bebés.” 

Que las personas autónomas tengan los mismos derechos que las trabajadoras por cuenta ajena es fundamental. Que el permiso maternal se amplíe a 32 semanas, una necesidad de todas las madres y sus criaturas. 


Cris. Más de tres años de lactancia ininterrumpida. 

"Me quedé embarazada 2 meses antes de terminar la carrera... Por lo que decidimos que me quedaría en casa los primeros años para cuidar del bebé. Los inicios fueron complicados y el único apoyo real que encontré fue el de mi madre... He conseguido mantener la lactancia hasta la actualidad (3 años y 6 meses) con poco apoyo y comprensión por parte de mi entorno en general, y del padre de mi hijo en particular. Pero nosotras decidiremos cuando terminará." 

El apoyo de la familia y de la pareja es muy importante a la hora de tomar la decisión de amamantar a nuestras criaturas, ya que conlleva mucho esfuerzo y determinación. En el caso de Cris, la elección fue que ella se quedara en casa cuidando a su bebé renunciando de algún modo y temporalmente a su carrera profesional. 


Diana. Con reducción de jornada a pesar de todo y de todos. 

"Con mi hija mayor conseguí mantener la lactancia con un tremendo banco de leche que fui haciendo poco a poco, poco a poco... Cuando me reincorporé a trabajar fue con una reducción de jornada que en el trabajo sentó bastante mal, aunque yo hice valer mis derechos y los de mi hija. Mantuvimos la lactancia hasta los 23 meses, que fue cuando ella misma decidió que ya no quería más." 

Diana eligió reducir su jornada laboral para poder amamantar a su bebé y esto “sentó mal” a la empresa. Un cambio de paradigma y mentalidad es necesario para que en el mundo empresarial se acoja la idea de que para una mujer y una criatura es necesario estar juntos en los primeros años de vida de esta, y se debería facilitar ese proceso en lugar de poner obstáculos, máxime cuando esto ya es una derecho reconocido, incluyendo medidas por parte de las instituciones en forma de bonificaciones o ayudas económicas a las empresas para que puedan realizar contrataciones cuyo fin sea completar las jornadas de las trabajadoras que tengan reducida la jornada. 


Dunia. La lactancia como prioridad. 

"Encontré un trabajo a media jornada, embarazada de cinco meses de mi segundo hijo. Después de nacer, la incorporación fue gradual a partir de la cuarentena. Me lo llevaba a las reuniones en una manduca. A partir de los seis meses, el padre se quedaba con él por las mañanas, cerrando su negocio, y me lo traía a mi trabajo un par de veces cuando necesitaba mamar. Para nosotros la lactancia fue siempre una prioridad y la mantuvimos contra viento y marea. Mis dos hijos siguen tomando teta, aunque ya es solo para ir a dormir y al despertar. Tienen tres y cinco años." 


Nos encanta escuchar historias como las de Dunia, donde el apoyo de la pareja es incondicional y el lugar de trabajo facilita el proceso de amamantamiento permitiendo a la madre estar cerca de su bebé para las tomas en el propio puesto de trabajo... AUNQUE realmente lo idóneo habría sido que hubiera podido disfrutar de la licencia maternal al completo sin necesidad de incorporarse antes de tiempo. 


Noelia. Extracciones de leche en condiciones precarias. 

"Mi bebé tiene 8 meses y seguimos felices con la lactancia. Mi turno de trabajo es de 10:00 a 16:00 horas y aquí seguimos... Sacándome la leche en los cuartos de baño del Centro Comercial donde está ubicado el negocio donde trabajo, porque la única sala de lactancia que hay en el centro es pequeña y suele estar siempre ocupada por las usuarias que necesitan utilizarla para atender a sus bebés."

Un cuarto de baño no es el lugar adecuado para extraerse leche. Si en el centro comercial de Noelia hubiera una sala más amplia y acogedora para hacerlo, este momento sería para ella menos estresante y más agradable, y es posible que incluso pudiera extraerse más cantidad de leche, ya que la tranquilidad del entorno contribuye a aumentar la producción. 


Lidia. No pudo cumplir ni el período mínimo de descanso. 

"Suspendí la lactancia materna de mi primera hija porque a los quince días tuve que incorporarme al trabajo desde casa y al mes ya tenía que ir en días alternos. El padre, mi hoy exmarido, se negó a pedir la baja paternal." 


Es muy injusto pedirle a una madre que se reincorpore al trabajo a los quince días de dar a luz, además de no ser legal, ya que la ley prevé 16 semanas de baja maternal y las primeras de descanso obligatorio. Una posible solución hubiera sido proponerle a Lidia trabajar desde casa unos meses a partir de la finalización de su permiso maternal, para permitirle mantener una lactancia exclusiva hasta los 6 meses de vida de su bebé. 



En todos los relatos las decisiones, las medidas, el encaje de horarios, las renuncias, las propuestas… han venido del mismo lado. En la mayoría de los casos con más obstáculos que facilidades por parte de las empresas, y con poco o ningún respaldo institucional. Porque si desde las instituciones no existe sensibilidad, ¿cómo vamos a exigir a los y las empleadoras medidas corresponsables? 

La infancia sigue siendo una etapa que se encuentra en un total y absoluto desamparo por parte de los organismos públicos. No somos conscientes, o quizá no queremos serlo, de la importancia que merecen los primeros años de vida de las personas, no deja de ser una inversión de futuro. ¿O simplemente no interesa? ¿Realmente se han parado a cuantificar el ahorro que supondría a medio - largo plazo el hecho de abordar medidas de conciliación que tengan como prioridad el cuidado de los y las menores? 

El período de tiempo que la lactancia materna ocupa supone una pequeñísima parte en la vida de los seres humanos. Sin embargo, cada día son más los estudios que verifican la importancia y el impacto que esta tiene en las personas a todos los niveles: sanitario, económico, medioambiental, y por supuesto el que afecta al bienestar físico y emocional de las propias personas. 

¿Realmente no creéis que merece la pena que se ponga el foco en estas cuestiones que a fin de cuentas nos afectan a todos y a todas? 

En La Buena Leche pensamos que es prioritario que se aborde este tema a nivel político, que se pongan en marcha medidas de conciliación real que permitan a las personas invertir en lo más valioso que tendrán a lo largo de toda su vida: SUS FAMILIAS. El capital humano que, a fin de cuentas, conforma las sociedades. 

Es por todo ello por lo que instamos a los poderes públicos a poner en marcha, como mínimo, las siguientes medidas: 

  • Garantizar la lactancia materna exclusiva los primeros seis meses de vida con un permiso maternal de 32 semanas, atendiendo a las recomendaciones de los Organismos competentes.
  • Ampliar el permiso de lactancia al menos hasta los doce meses de vida, garantizando así una transición a la alimentación de sólidos atendiendo a las necesidades individuales de cada niño y niña.
  • Posibilitar reducciones de jornada sin penalización salarial con el objetivo de no tener que delegar los cuidados en terceras personas.
  • Implementar jornadas de trabajo flexibles o continuas que faciliten una conciliación REAL, o introduciendo y normalizando el teletrabajo cuando sea posible.
  • Establecer que el hecho de habilitar espacios aptos que reúnan las condiciones higiénicas adecuadas para las extracciones de leche materna, sea una obligación para las empresas.

Amamantar es un derecho ya no solo de las mujeres, también lo es de nuestros hijos e hijas. Hagámoslo posible derribando las barreras existentes y creando conciencia social.

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